sábado, 6 de febrero de 2016

Informe Final 2015: Conclusiones

Un Billón de Pie (Piura) - Informe Final 2015

Conclusiones

 

En base a la información recogida durante las sesiones, este equipo de trabajo concluye que:

 

  1. Los conceptos de “violencia” y “género” parecen ser realidades abstractas para los y las adolescentes. Por cada dos adolescentes que se educan para prevenir la violencia basada en género (VBG) hay respuesta favorable en la mitad, considerando que por cada 10 adolescentes: 8 identifican su rol de género, 7 identifican los tipos de VBG, 6 conocen y practican la equidad de género, 4 identifican y saben cómo prevenir la VBG y reconocen las desventajas de embarazarse antes de los 20 años, y 3 saben el concepto de VBG e identifican qué es género.
  2. La agresión física es parte de la cultura adolescente, especialmente la masculina. Aunque no se ha profundizado en esta investigación, es evidente que la agresión física es una práctica común entre adolescentes al punto de ser parte de su cultura; de hecho, 3 por cada 10 no son conscientes de las agresiones enmarcadas en la VBG, y se acentúa más en los varones, quienes tienden a no relacionar agresión física con quebrar reglas de convivencia o hasta normas legales, y que podría estar relacionado con un manejo inadecuado de sus emociones, faltando determinar en qué medida afloran las ligadas con la agresividad y con la afabilidad.
  3. Las mujeres son clave para que el varón construya una nueva masculinidad. Si por cada 2 varones dispuestos a construir relaciones enmarcadas en una masculinidad libre de machismo y homofobia hay 3 mujeres, y por cada 3 mujeres que previenen legalmente la VBG hay un solo varón, queda claro que las mujeres son clave para estimular a que el varón cambie los paradigmas tradicionales de la masculinidad y asuma otros basados en el respeto, la libertad y el afecto, descartando cualquier tipo de represión o estigma.
  4. El varón adolescente quiere vivir su sexualidad, pero no querría asumir responsabilidad. A juzgar que por cada 2 varones dispuestos a usar métodos anticonceptivos si tuvieran vida sexual activa hay 3 mujeres que querrían emplear estos métodos, es notable que la sexualidad es un tema de interés para ellos y ellas; pero los varones parecen no estar dispuestos a hacerlo con responsabilidad puesto que son quienes menos definen el embarazo adolescente y quienes menos querrían recibir consejería y asistencia profesional.
  5. Educar para prevenir significa dos potenciales perpetradores sexuales menos. En la medida que un varón adquiera conocimiento y desarrolle actitudes para prevenir la VBG, podría lograr que otro varón replique su conducta, especialmente en la prevención de la violencia sexual; esto significa dos varones que evitan conscientemente cometer ilícitos relacionados a esa materia.
  6. Un varón adicional que previene la VBG es la llave para la equidad de género. Si es que  14 por cada 20 adolescentes querría ser agente de cambio contra la VBG, tenemos que mejorar sus actitudes considerando que: 11 practicarían la equidad de género, siendo 6 mujeres contra 5 varones; y, 9 prevendrían la VBG y embarazarse antes de los 20 años, siendo 6 mujeres contra 3 varones. Esto nos dice que por cada tres mujeres que desarrollan actitudes solo hay dos varones que también lo consiguen; por lo tanto, se debe priorizar al varón sin dejar en segundo plano a la mujer. Y un varón adicional hace la diferencia.

 

Por ello, se recomienda:

 

  1. Seguir reflexionando y profundizando en los conceptos de “violencia” y “género” hasta conseguir su correcta comprensión y desarrollo de actitudes positivas al respecto.
  2. Reducir al máximo los niveles de agresión física entre adolescentes, especialmente en los varones.
  3. Afianzar el rol de las mujeres como agentes de cambio contra la VBG y convertirlas en orientadoras que fomenten la construcción de una masculinidad basada en el respeto, la libertad y el afecto en los varones.
  4. Persuadir a los varones que no teman cambiar el rol de género tradicional por uno nuevo propuesto en la recomendación anterior, y donde, especialmente, no teman exteriorizar las emociones que generan un clima de confianza y paz.
  5. Incidir en la práctica de una sexualidad responsable, especialmente en los varones, con la colaboración de profesionales en Salud Pública con el entrenamiento adecuado para interactuar con este segmento de edad.
  6. Fomentar la educación y reeducación de los varones como consejeros de pares de otros varones para prevenir todos los tipos de VBG, especialmente la sexual, estableciéndose como meta: un varón sensibilizado reeduca a otro varón mediante el ejemplo.

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